martes, 12 de julio de 2011



Historia de la encuadernacion (parte 1)

                                                               
rollos papiro


La historia de la encuadernación está enormemente ligada a la historia del libro y de las bibliotecas. Ya en las épocas antiguas, desde el rollo de papiro hasta los libros o documentos en forma de códice, comenzaban a acumularse en las estanterías de las bibliotecas, y sólo el bibliotecario o responsable era capaz de localizar una obra. Los libros estaban guardados en distintos recipientes como cajas, ánforas, cestas etc. En esta época no se puede hablar de encuadernación en sentido estricto, aunque ya en aquella época los rollos que trataban de un mismo tema se colocaban juntos en la misma ánfora o cofre de metal.
Con la desaparición del rollo y la llegada del códice se dan las primeras y primitivas encuadernaciones. En la época romana, los esclavos eran los encargados tanto de copiar el libro como de realizar su encuadernación.
La finalidad era clara: El códice, formado por varios cuadernillos escritos en pergamino, era muy frágil y pronto se vio la necesidad de protegerlos. Las primeras encuadernaciones se realizaron en tablillas de cedro, con bandas de cuero para envolverlos y unas correas para sujertar y transportar el códice. En las cubiertas comenzaron apareciendo las primeras ornamentaciones y técnicas decorativas.

Bizancio

El papel histórico ciertamente importante reservado al Imperio Bizantino ha sido el de transmisor de los textos clásicos griegos al mundo moderno y conservaron cuidadosamente las obras clásicas.
La encuadernación bizantina influyó en la de la Europa occidental y dió lugar a un estilo denominado bizantino o a la griega. Se caracterizaba porque las tapas eran del mismo tamaño que los pliegos, mientras que el lomo, que era liso, se prolongaba por arriba y por abajo. 
La encuadernación de los codices lujosos se adornaba con esmaltes, metales y piedras preciosas. Mientras que los normales llevaban decoración grofada, con hierros fríos o calientes sobre la piel.

Edad Media

Muy pronto, recién comenzada la Alta Edad Media las tapas de madera que protegían los códices, empezaron a recubrirse de cuero, que se adornaba con distintas representaciones que se estampaban con la llamada técnica del gofrado (muy habitual en la época carolingia), consistente en la estampación de la decoración en seco.
encuadernación con hierrosA partir del siglo VIII por lo menos, la encuadernación occidental se caracteriza por el empleo de un sistema de dos nervios. Originalmente, se trataba de nervios auténticos de buey pero progresivamente se los sustituyó por pergamino enroscado, tiras de piel o un cordel doble y se forraban con dos tallas muy fuertes en las cuales se solían incrustar adornos metálicos como clavos (cabujones y ballones), esquinas y cierres.

En la Baja Edad Media, la encuadernación pasa a ser de cuero que recubría las tapas de madera. A la técnica del gofrado se añade la del repujado que se realiza sobre el cuero humedecido.
Con la aparición de las Bibliotecas, las obras más solicitadas se ataban a los pupitres de consulta para evitar los robos por lo que a veces los broches que cerraban los libros aparecían con cadenas de hierro unidas a la encuadernación por las tapas para sujertar el libro al pupitre de lectura o al estante de la biblioteca.

libro antiguo encuadernado en ricas telas 
A partir del siglo XII, algunos manuscritos se cubren además con un envoltorio de piel y tela, una especie de funda que puede ir cosida o no a la cubierta original y que generalmente es mucho más grande que ésta. Además de aumentar la protección del libro cuando está cerrado, la misma puede servir como soporte para apoyar el libro una vez abierto. Las encuadernaciones cistercienses antiguas son una ilustración perfecta del uso de esta "segunda piel" en el ámbito monástico

 Al final de la Edad Media, la encuadernación alcanza su sentido más artístico. Al uso de pieles, se añaden las ricas telas, los bordados con aljófar, pedrería y esmaltes. La influencia árabe se extiende por toda Europa y de ellos se tomará el empleo del cartón, usado como soporte para las encuadernaciones flexibles, tomando a veces la forma de cartera, qeu se adaptaba al libro encerrándolo en una especie de estuche.                                                                 






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