jueves, 14 de julio de 2011

La Encuadernación (parte 2)

La encuadernación Mudéjar

Estilo mudejar 
Los mudéjares fueron los musulmanes que se quedaron en la península y mantuvieron su fé. Son encuadernaciones que se realizaron en los siglos XV y XVI en los talleres de al-Andalus con técnicas y tipologías donde se fusiona la tradición islámica con elementos propios de las encuadernaciones occidentales.
Por un lado, la encuadernación árabe en la Edad Media se caracteriza por la excelente calidad de las pieles, bien curtidas, flexibles y finas; el trazado ornamental de dibujos realizados sobre pautados geométricos; las técnicas de estampación decorativa, consistentes en gofrados en seco y en oro; el uso de pequeños hierros para obtener líneas rectas y paralelas al borde de las tapas y también de algún útil afilado (punta o punzón) con el que podían añadirse pequeños detalles manuales. 

Su apogeo se sitúa entre los siglos XIV y XV, si bien es en la última centuria cuando alcanza su plenitud, como lo atestigua el hecho de que correspondan a este momento la mayoría de las encuadernaciones mudéjares llegadas hasta nosotros así como su influencia sobre la encuadernación europea, extendida por medio de las obras exportadas al resto de Europa. El estilo mudéjar en la encuadernación subsistió todavía con gran fuerza a lo largo del siglo XVI, a pesar del rápido avance de las formas renacentistas.
Los talleres más importantes fueron los de Toledo y Barcelona, sin olvidar otros como Zaragoza, Salamanca o Sevilla.
Las encuadernaciones mudéjares se realizaron sobre todo en piel a las que se añaden distintas aplicaciones metálicas como clavos o placas de latón decoradas en relieve cubriendo las esquinas. Normalmente son enteras cubriendo ambas tapas, aunque también se encuentran medias encuadernaciones (propias del Gótico como ahora veremos).
En cuanto a las técnicas decorativas se emplearon el fileteado o grabado de líneas en seco mediante un punzón, el gofrado en seco y el gofrado en oro, todos derivados de la encuadernación islámica.
Es conocido por todos, el gusto por la geometría y las matemáticas del arte islámico. Esto se refleja en las encuadernaciones: lacerías, trenzados, círculos, et.

La encuadernación del libro en el Renacimiento


Durante el siglo XV se ponen de moda las planchas de hierro de gran tamaño que ornamentan las cubiertas de una sola vez. En el último tercio del siglo XV se comenzó a utilizar en Holanda planchas metálicas que se aplicaban sobre la piel de las tapas con ayuda de una prensa de volante, de forma que la decoración quedaba en relieve sobre el cuero. Se colorean los cortes de los libros y se generaliza el dorado de los cueros, con motivos arabescos, geométricos etc. 
Los temas eran figuras de santos, ángeles, pájaros, ramas en flor, figuras grotescas de animales, armaduras, etc. La decoración consistía en una bordura u orla realizada con hierros pequeños y sueltos, y un gran espacio central cubierto con una plancha. Cuando las dimensiones de la cubierta eran excesivas para ser alcanzadas en su totalidad, se estampaba en dos o cuatro veces y los posibles espacios se llenaban con pequeños filetes estampados
La técnica fue usada y perfeccionada por el célebre Aldo Manuzio extendiéndose por toda Europa. Este estilo dio lugar a la aparición de nuevos motivos decorativos y de otros elementos técnicos; como el uso de las tapas de cartón, el empleo de la técnica del dorado y la aparición de los lomos planos o a la greca que fueron los que contribuyeron al cambio estético y técnico de las encuadernaciones europeas.









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